La novela en tres volúmenes, temerosamente llamada Triple Decker Novel, fue la predilecta de los lectores ingleses. El formato enganchaba rápidamente y las bibliotecas las alquilaban a un precio accesible. El mercado editorial inglés llegó a su auge a fines del siglo XIX, pero esta modalidad acabó apenas las bibliotecas pasaron a ser públicas y gratuitas. George Gissing publicó la última de estas novelas: New Grub Street (1891).
Durante mucho tiempo, la literatura de George Gissing ha sido relegada a los oscuros rincones de los estantes por su asociación con el naturalismo francés de Emile Zola, con el decadentismo, con la vida bohemia. Asociaciones que provocaban el escándalo. En Inglaterra tuvo gran impacto. Cuando Arthur Symons, influyente crítico de arte y poeta, escribió que los decadentes hicieron del arte un “bazar de leprosos”, ya era tarde, el decadentismo estaba por todas partes. New Grub Street atraviesa estos callejones oscuros de la novela del fin-de-siècle, de los años en los que Oscar Wilde, Michael Field, Alfred Symons, George Egerton, Vernon Lee, entre otros notables escritores, recorrían las calles de Londres. Quizás su marginación haya sido ese acercamiento al naturalismo, a esa fijación por el cuerpo, a la enfermedad y a la condena que, se decía, pervertía a los lectores. Hay algo de cierto en esto porque el objetivo de la novela naturalista no era precisamente narrar una historia, sino utilizar los mecanismos literarios para exponer ideas científicas, hoy desfasadas. Esta conversión de la novela en instrumento de la ciencia, la empobreció al punto de ser casi todas iguales. Sospecho, sin embargo, que el público inglés no enganchó con el naturalismo, además de lo ya dicho, por una razón adicional: su origen. En otras palabras, no tanto por sus ideas, sino por su procedencia francesa. Incluso cuando la influencia gala llegó inevitablemente, entre otros, por Henry James. Pero la tradición inglesa, con Charles Dickens a la cabeza, era inevitable. Por eso mismo muchos no escaparon de su influencia en un mercado dinámico y cambiante. Estas condiciones permitieron el desarrollo de géneros tan específicos que los escritores buscaban especializarse en ellos: la novela romántica y sus derivados, la novela de aventuras, la novela psicológica, la novela gótica, el género detectivesco. Sería imposible imaginar un catálogo tan variado y especializado en otros países. En ese ambiente de efervescente de creación, también sería imposible no pensar en las pugnas por conquistar la gloria.
La novela de Gissing se mueve en estos espacios y forma un cuadro de reflexión en torno a la literatura. ¿Qué es la literatura? Esta parece ser la gran pregunta que atraviesa sus páginas. ¿Es un arte? ¿Todavía es un arte? ¿Puede ser un arte? El protagonista Jasper Milvain buscará a toda costa ascender en el mercado literario a través de los distintos brazos que conforman la industria editorial: escritores, editoriales, capitalistas, reseñas, comentaristas, gente influyente, matrimonios convenidos. En ese mundo canallesco la producción rápida y continua es lo que importa. Las novelas de tres volúmenes son el camino a la conquista del mercado. No todos pueden ir al ritmo y mantener la calidad necesaria. Menos la satisfacción personal. En ese mundo el verdadero arte, la verdadera literatura ha perdido su verdadero valor y sentido.
Un mercado editorial de las magnitudes de New Grub Street es el resultado del poder económico del Imperio Británico. Con respecto a esto, los imperios, en general, llegan a sufrir de un ego que termina rechazando lo puramente que se aleja de lo nacional. La literatura refleja esto mejor que cualquier otra cosa a través del lenguaje. Llegado a una etapa de maduración, los países tienden a encerrarse, a replegarse y a negar cualquier atisbo de cultura extranjera. La literatura inglesa, al menos antes de la caída del imperio y la pérdida de sus colonias tras la Segunda Guerra Mundial, se movía a través de espacios que conectaban precisamente su tradición imperialista. Luego solo les quedó la autosuficiencia y la nostalgia, les quedó Ruyard Kipling y E.M. Forster.
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No es de sorprenderse que New Grub Street haya sido escrita en diez meses, un año antes de su publicación y a un ritmo de 20 000 palabras por semana. Después de abandonar siete novelas, George Gissing, escribió esta de más de 400 páginas. El manuscrito fue aceptado por Smith, Elder y salió publicado en 1891. Sus ideas influenciadas por el cientificismo de la época lo hacían pensar en que escribir tenía que ver con la falta de sexo y la soledad. Por eso se casó con Nell Harrison, una mujer prostituta y alcohólica.
Si autores como Gissing no llegan a ser tan importantes fuera del contexto inglés —y pienso en Latinoamérica— es porque nuestras preferencias han sido moldeadas por voces que aún resuenan al día de hoy. No hay quien hable de ella sin mencionar a Jorge Luis Borges. Conocemos más de literatura inglesa por sus opiniones y preferencias que por una exploración directa. ¿Será el momento de encontrar otras vías para explorar la literatura inglesa?
Columbia, octubre de 2025
Publicado en "El rastacuero literario", octubre de 2025.
